martes, 7 de abril de 2015

El Pilates y tus abdominales

El Pilates es un método de acondicionamiento físico que está íntimamente ligado con la salud y la búsqueda del bienestar físico. Se trata de uno de los tipos de gimnasia más efectivos, una gran rutina en el que no se suda ni se trabaja a ritmos elevados, y sin embargo resulta una de los más duros. Su consistencia reside en la fortaleza que se necesita para mantener la tensión en cada una de las posturas que llevan el músculo ejercitado al límite su resistencia.
Es un método de gimnasia anaeróbica, que pone en tensión la musculatura del cuerpo. No trabaja la resistencia de media o larga duración, sino que desarrolla la fuerza muscular sin aumentar el volumen, al tiempo que mejora la agilidad sin entrar en fatiga como ocurre en deportes o ejercicios aeróbicos tales como la carrera o el ciclismo. Además, y entre otros beneficios, el Pilates ayuda a perder peso, adelgazando y eliminando la grasa corporal sobrante, aunque más lentamente que los deportes citados. El Pilates fortalece especialmente la zona media, concretamente los músculos del abdomen: oblicuos, lumbares, glúteos y la espalda. 

El Pilates no solo fortalece la musculatura; sino también los ligamentos. Al tiempo que fortalece los músculos, aumenta la flexibilidad. Todo ello se traduce en una mejora de los movimientos y de las articulaciones que lógicamente repercute en la reducción drástica de lesiones. Los ejercicios que se realizan en Pilates, contribuyen principalmente a corregir la postura general del cuerpo, lo que reduce sensiblemente los dolores de cuello, espalda y lumbares.
Los beneficios que ya conocíamos son una mejora en la capacidad respiratoria y un fortalecimiento en lo que el creador del método, Joseph Pilates denominaba “centro de poder” que es la franja que rodea la zona lumbar y abdominal. Esto nos ayuda a prevenir los temidos dolores de espalda. Además también aporta un creciente fortalecimiento del abdomen y un aumento de la flexibilidad y salud muscular.
Basa sus técnicas en dos fundamentos básicos que hay que dominar. Por un lado la necesidad de mantener una perfecta alineación del cuerpo, para así trabajar la musculatura de forma segura y por otro, que cada movimiento y postura sean lo más eficientes posibles. La respiración (inhalación intercostal y exhalación completa) es el segundo principio básico del Pilates, porque ayuda a controlar cada movimiento, cada postura y permite mantener la concentración necesaria que exige la realización de cada ejercicio postural. Por tanto, alineación, respiración y la estabilización de la cintura escapular son los tres principios que deben dominarse para practicar correctamente el Pilates.
Una sesión bien planificada debe comenzar con ejercicios de calentamiento que pongan los músculos a tono. Después, los ejercicios deben realizarse de acuerdo al nivel de exigencia de cada practicante, que deben de sentir que todo su cuerpo ha entrado en funcionamiento y que sus músculos trabajan fortaleciendo los músculos. Al trabajar los músculos de la espalda y el abdomen, mejora automáticamente tu postura corporal. Tras unas sesiones notarás que tu espalda es más fuerte, caminas más ergido y te sientas más derecho en la oficina. Joseph Pilates decía “En 10 sesiones sentirás la diferencia, en 20 sesiones verás la diferencia y en 30 sesiones tendrás un cuerpo nuevo”. Este cambio nos hace sentirnos más seguros y contentos con nosotros mismos.